martes, 3 de marzo de 2009

Al otro lado del espejo


Creo que ya toca una escena para reírnos un rato. Al fin y al cabo, ése el mejor estado del ser humano, aparte del de borracho (lástima de efectos secundarios). Y la escena que he elegido para ello corresponde a Sopa de Ganso, de los Hermanos Marx.

Tampoco la voy a comentar mucho, porque el único propósito es descubrírsela al marciano que aún no la haya visto, y hacérsela recordar al que ya la haya disfrutado en su día. Sea cual sea tu caso, te garantizo que acabas con una sonrisa en la boca.

Por poner en antecedentes la escena, Groucho es Groucho y su doble en la escena es Harpo, el mudo, que se está haciendo pasar por él en ese momento de la película. Para mí, los tres eran unos putos genios, pero este último, el mayor crack cómico de todos los tiempos. Creo que leí por ahí que también era el favorito de Dalí, por aquello de que veía en él representado el surrealismo en el mundo del humor. Y es que dentro de la escena hay un momento (exactamente el minuto 1:40 del video que he colgado) en el cual existe ese toque surrealista de lo genialmente absurdo que a mí particularmente me encanta: el momento del giro completo de uno frente al imaginario espejo, y el otro quedándose totalmente quieto ante la imposibilidad de que le descubra por el hecho de haberse dado la vuelta, acabando en la misma postura, hace que me descojone vivo cada vez que vuelvo a ver la escena.






Fijaos también que la escena es tan buena, que los tíos hacen lo que quieren con ella: que quieren demostrarte lo buenos que son como mimos, lo hacen (el comienzo de la escena hace dudar realmente de si usan un espejo de verdad), que quieren sorprender y engañar al típico listillo que se adelanta a lo que va a pasar, pues también lo hacen (maravillosa de nuevo la parte final donde Harpo lleva un sombrero de copa negro que crees va a ser el motivo de que el otro se dé cuenta y de repente saca de la otra mano el mismo sombrero blanco que el Groucho de verdad). No sé, geniales, los mires por donde los mires. Y eso que en la escena faltaba el otro, Chico (lástima que los que no sabemos inglés nos perdamos gran parte de su humor, pues su papel dentro del grupo se basaba en los juegos de palabras, imposibles de traducir a nuestro idioma en el proceso de doblaje).

Evidentemente hay escenas más famosas en sus películas, como las del camarote, la del puesto de perritos (en esta misma película), la de "más madera"... pero a mí, ésta me parece la mejor. Hace poco, la catalogué como la mejor escena de la historia del cine. Pfff, no sé, pero ahora después de volver a verla, me reafirmo en ello. Porque al fin y al cabo, ¿qué mejor cosa hay en esta vida que reírnos un rato?

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